Les platicare algo de mí, fui misionero católico (religión que
ya no profeso, ni esa y ni una) fui Scout (boy scout) durante 9 años en ambas,
eso fue hace 6 años. Últimamente pasaba por situaciones y cosas de la vida, obviamente
del día a día, mis negocios, la chica que me gustaba, el siguiente fin de
semana, compromisos etc.. Pero había algo de mí que me faltaba, aunque me sentía
viviendo mi momento necesitaba algo, olvide que era y era algo que me hacía
sentir como nunca en mi vida me había vuelto a sentir. Recordé esas anteriores
actividades que hacía, pues me tope con algunas viejas fotos, mi mente algo
opacada por las noticias los sucesos y lo cotidiano, siempre filtraba recuerdos
negativos antes, sucesos o momentos que me hacían recordad el por qué ya no era
eso, lo otro o porque ya no regresaba a tal lugar, solo con los amigos recordábamos
viejas batallas de hermanos que gozábamos en el campo o recuerdos de personas
que ayudábamos, que viajábamos a lugares recónditos dentro de nuestro propio país
para sentir ese verdadero México, ese México que está afuera y se respira más
profundo.
Al toparme con esas fotos, con la gente de las comunidades,
la gente de los pueblos, los amigos que estábamos en el fin del mundo en aventura,
recordé cual era mi filosofía y como entendía en esos momentos al mundo,
conceptos que fui olvidando. SERVIR, sin importar, servir porque me gusta
servir, ayudar, es mi vocación es nato, pero había algo clave para todo eso. Recuerdo
cuando iba a la Huasteca Potosina, que me encantaba ayudar a la gente de allá
en sus actividades y sus tareas pero lo que realmente marcaba la diferencia,
era que nos veíamos como hermanos, nuestro trato era de iguales, había una unificación,
había un entendimiento, a veces no de palabras si no de ACTOS y eso me hacía
sentirme más humano. Siempre los nuevos, llegaban como conquistadores a las
misiones, pero siempre regresaban diciendo “ellos me dieron más de lo que yo di”
y es que nuestros hermanos de allá y de todas esas partes más conectadas a la
naturaleza nos otorgan a nosotros mas, me enseñaron que hay más, me enseñaron
que puedo dar más, que puedo reír mas, despreocuparme más porque ellos me decía
que yo era más, más de lo que yo creía en mi.
Ese vistazo a uno es lo que nos humaniza y es muy importante
recordar este sentimiento por que el sentirnos REALMENTE HUMANOS, nos unifica,
nos pone como igual, nos hace más humildes, nos quita las barreras del ego y
los porque para dar paso a algo mucho más grande, mas grande que nuestras
programaciones, doctrinas, ideas o cuentas de banco, esto nos da paso a estar
EN EL AQUÍ, EN EL AHORA, en ese momento no hay títulos ni etiquetas, en ese
momento SOMOS, TODOS, unificados, como hermanos.
Recuerdo esas fogatas majestuosas en campamentos nacionales,
que importaba nuestros acentos o si eran chilangos y nosotros tapatíos, que
importaba? NADA, pues a la mitad de la nada, en medio de la noche estrellada,
nos unía una hoguera que solo nos permitía vernos a través de nuestros ojos y
entonar a una misma voz, los cantos.
Es importante sentirnos humanos más seguido, porque entonces
entendí que al servir, al ayudar, me ayudo en cierta forma a mí mismo y que mi
hermano de frente me está enseñando a saber RECIBIR.
Esta joyita de video es una pequeña muestra de lo que somos
mas allá de barreras, mas allá de idiomas y banderas y mas motivador al ver que
la unión de todos se basa en algo muy humano, EL TALENTO.
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Post por: Arturo Gerardo Macias Rivera